La muerte del acuerdo nuclear iraní

           Estados Unidos es la superpotencia en declive, pero los vasallajes hacia ella gozan de excelente salud

Este artículo está escrito antes del encuentro del G-7 de hoy en Canadá, pero está claro que los países de la Unión Europea ni insistirán demasiado, ni están en disposición de exigirle nada a Trump sobre su retirada unilateral del acuerdo nuclear con Irán. Como es sabido no se trata de una simple retirada. Estados Unidos amenaza con sanciones de todo tipo a cualquiera que mantenga relaciones económicas con Irán. Para ello usará la hegemonía del dólar como principal moneda internacional y el recurso de la Society for Worldwide International Bank Telecommunication, conocida como Swift, que reúne a 2400 bancos e instituciones financieras en la tupida red global por la que circulan las transacciones financieras internacionales.

Para los europeos es un doloroso castigo. Irán es un país enorme y populoso, repleto de recursos energéticos exportables. Tras largas décadas de embargo occidental, el país, su industria y comercio, necesitan de cuantiosas importaciones y suministros. Representa una enorme oportunidad de negocio para las grandes empresas y consorcios de Francia, Alemania Reino Unido e Italia, entre otros, porque hay centenares de contratos valorados en miles de millones en juego.  Y sin embargo los europeos no harán nada.

El Banco Europeo de Inversiones, el órgano financiero común de la UE dirigido por el alemán Werner Hoyer, se ha pronunciado enérgicamente en contra de cualquier iniciativa europea porque las sanciones de Estados Unidos podrían dinamitar la institución. Una tras otra, las grandes empresas europeas se rinden y agitan la bandera blanca ante el chantaje de Trump.

El gran constructor de automóviles francés PSA ha dado marcha atrás a sus contratos con Irán que iban a representar el 15% de sus ventas, informaba esta semana el diario económico francés La Tribune. También Total, primer consorcio energético francés ha anulado sus proyectos de inversión en Irán. En un vehemente pero explícito reconocimiento de su impotencia, el Presidente Macron dijo; “no vamos a obligar a las empresas a quedarse en Irán, el presidente de la República no es el director general de Total”. Como ha apuntado Serge Halimi, Total no obedece a Macron…sino que obedece a Trump.

Para la UE la alternativa era, o asumir una vez más su vasallaje hacia Estados Unidos, o arriesgarse no solo a duras sanciones sobre empresas europeas sobre las que apenas tiene control político sino también a comprometer su maltrecha unidad en Europa del Este. Polonia marca la pauta. No solo ha puesto en duda cualquier pelea con Washington a propósito de Irán, sino que demuestra que comprende la esencia del vasallaje que es el tributo: propone 2000 millones de dólares a Estados Unidos a cambio de establecer en su territorio una base militar. ¿Y Rusia? También la petrolera rusa Lukoil ha congelado sus contratos con Irán.

“Rusia no tiene una estrategia ni un modelo diseñado para Oriente Próximo”, explica Nazanín Armanian en un certero artículo en Público. Moscú, dice, “tiene alianzas provisionales, que no aliados, y su objetivo se limita a conseguir beneficios inmediatos”. El objetivo provisional de Rusia en la región es lograr la supervivencia de Asad en Siria. Para ello parece haber pactado con Israel el cese de los ataques de la aviación de ese país allá a cambio de que Irán se vaya. Por eso, Aleksandr Lavrentev, el representante especial de Rusia en Siria ha pedido a Irán y Hizbolá que se retiren de Siria. Respecto al objetivo a largo plazo de Moscú es, sobre todo, que los occidentales cuenten con los intereses rusos. “La prioridad de la política exterior rusa es, por este orden; EE.UU, Europa y China, luego viene Oriente Próximo”, dice con acierto Armanian.

El vasallaje es general. La comparación con el pasado es espectacular. De Gaulle sacó a Francia de la organización militar de la OTAN, Alemania practicó la Ostpolitik con Willy Brandt, En Suecia Olof Palme iba de por libre (y pagó con su vida por ello), ningún país europeo envió tropas a Vietnam. Hoy todos están en Afganistán y se apuntan sumisos a las más quiméricas aventuras bélicas del imperio sin apenas rechistar. Es verdad, Estados Unidos es la superpotencia en declive, pero los vasallajes hacia ella gozan de excelente salud mientras Trump e Israel preparan un nuevo gran desastre en Oriente Medio.

 

4 opiniones en “La muerte del acuerdo nuclear iraní”

  1. Los yanquis son malos, es cierto, y los europeos son sus vasallos, pero, los ayatholas iraníes son peores. Por otra parte, es malo ser prepotente y agresivo cuando se tiene la fuerza. Sin embargo, es peor serlo cuando no se la tiene, como es el caso de Iran.
    USA esta en declive, como Roma, por haberse extendido demasiado. Europa lo esta por la Merkel. Más, ni USA y la Merkel juntos son , ni remotamente , tan malos como los ayatholas, iraníes y árabes.
    Hay una guerra de civilizaciones y, si Europa no quiere perderla y ser devorada por la barbarie islamista, debe estar junto a USA , Rusia, China y el Japón. Si, además, tendría una visión geopolitica racional y calculada, podría mantener controladas a las hordas fundamentalistas musulmanas a través del control de los alimentos que estos deben consumir. Lo puede hacer fácilmente con solo incluir, pero, de verdad, a LA en la alianza, pues, la capacidad de producir alimentos de ese continente es prácticamente ilimitada.

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  2. La UE es una mierdecilla vasalla. El Sr Putin «ya no es el que era» y Eurasia sigue desconociendo a Von Bismark; China y las Coreas ocuparan el lugar que la UE deja vacante en Iran ( a Japon ni se le ocurre tal cosa ) e Israel seguira buscando el Armaggedon mientras se prepara una finquita en la Patagonia por si acaso. Mientras tanto seguiremos contemplando este vodevil

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