La propaganda del otro

Cómo occidente reacciona ante el informe del adversario cuando este rompe su monopolio

Fue a finales de los noventa en Moscú. Solía visitar a un ex muy alto cargo analista del antiguo KGB de la URSS, el cerebro pensante de la acción exterior, un hombre culto, inteligente y con mucho mundo ya completamente apartado de toda función oficial. La URSS llevaba años enterrada y era el tipo de fuente que, si lograbas ganarte su confianza, valía un Potosí. Naturalmente, el acuerdo no era contármelo todo, pero sí, responder directamente a mis preguntas. Lo que no se podía contar, no se contaba. Así llegamos a una relación de confianza.

Fue aquel teniente general jubilado, cuya casa tenía video vigilancia, una rareza entonces, quien, entre otras cosas, me contó con bastante detalle los defectos de las alianzas mundiales de Moscú en la guerra fría, el despilfarro de unos medios que eran muy limitados y que si se hubieran concentrado en ciertos países habrían rendido mucho más. Entre sus observaciones críticas sobre la propaganda recuerdo la siguiente: Moscú podría haber creado una red de medios mucho más eficaz que la oxidada red de las agencias Tass y Nóvostí, las revistas en idiomas extranjeros como “Tiempos Nuevos” o “Novedades de Moscú” o el servicio internacional de Radio Moscú, todos muy mediatizados por el KGB y cuyas relaciones internas darían para escribir miles de folletines alguno de ellos completamente kafkiano.

“Habría bastado”, decía el ex jefe analista, “con copiar a nuestros adversarios: crear un canal que diera voz a todos los disidentes del mundo occidental”. Los adversarios disponían de tal red. En realidad una red de redes que se llamaba “Voz de América”, “Radio Liberty”, “Radio France International (RFI)”, “Deutsche Welle”, “BBC”, etc. La mayoría de ellas tenía programas en ruso y ucraniano, y algunas en casi todas las lenguas importantes de las diversas nacionalidades de la URSS (y había muchas lenguas en la URSS!). Los disidentes soviéticos, fuera en Lituania, San Petersburgo, Tibilisi o Moscú, se expresaban a través de aquellos medios, que difundían sus papeles y noticias. Millones de ciudadanos soviéticos escuchaban aquellas “voces”; ese era el eufemismo con el que la prensa oficial se refería a veces a aquella red, eficaz, profesional, bien pagada. Pues bien, muchos años después, ya con Putin y concluida oficialmente desde hacía quince años la guerra fría, Moscú creó un aparato similar.

Fue en 2005. Entre tanto el ex gran jefe analista volvió a servir a la patria. Quizá fue su vieja idea, quizá estaba en el aire, pero con el canal Russia Today (RT), Moscú hizo las cosas bien.

Una propaganda alternativa

Desde entonces el canal y las agencias internacionales no han hecho más que crecer. El presupuesto de RT es de unos 300 millones de dólares. Contrataron a competentes profesionales extranjeros y se han consolidado como un formidable medio de comunicación global en muchas lenguas. Naturalmente, la hegemonía informativa occidental es aplastante y naturalmente RT defiende intereses rusos, pero su mera existencia contribuye al pluralismo. Quiero decir al pluralismo realmente existente, que especialmente en materia de medios de televisión es un pluralismo de propagandas, algo que está muy lejos de ser ideal, pero que es mucho mejor que el monopolio que sufrimos durante la primera guerra de Irak (CNN) o la inducida disolución bélica de Yugoslavia (CNN+BBC, etc.).

La red propagandística occidental sigue siendo la principal, pero el mundo emergente multipolar ya tiene sus aparatos alternativos: los canales del Golfo, la china CCTV (también en varios idiomas), RT, Tele Sur, y otras.

En el pulso Rusia-Occidente la desproporción de medios salta a la vista. RT no forma parte de una inexistente  red de los emergente. Frente a sus 300 millones, la Deutsche Welle dispone de un presupuesto de 350 millones, RFI 380 millones, la BBC 524 millones y el complejo americano mucho más. Y todos esos medios actúan al unísono en cuanto a la difamación de Rusia se refiere. Pese a todo, RT se ha convertido en un adversario de peso.

Su canal en inglés, por ejemplo, se parece mucho a un medio alternativo: ahí es donde el ciudadano americano puede enterarse de muchas noticias relevantes que sus medios no dan. Aunque la idiosincrasia del régimen ruso sea bien de derechas, una versión nacional-eslava de eso que calificamos como espíritu neocon, su posición en el mundo redunda en un posicionamiento mucho más liberal (partidario de la diplomacia y del multilateralismo) y crítico con el belicismo realmente existente (que es occidental) en cuestiones internacionales. El resultado es interesante. Por eso, pese a la modestia de sus medios, esta competencia se ha hecho muy incordiante en occidente, cuyas potencias no soportan que el adversario les responda, aunque sea modestamente, con su propia moneda.

Atando corto al incordio

Todos ustedes conocen las denuncias por atropello a la libertad de información que se producen en Rusia, pero seguramente desconocen que los periodistas y colaboradores de RT trabajan en Estados Unidos en unas condiciones muy parecidas a las que los periodistas occidentales estábamos sujetos en la URSS. En Estados Unidos el canal ruso se ha tenido que registrar como “agente extranjero” (igual que algunas ONG financiadas por dinero occidental en Rusia) y están obligados a trabajar con esa etiqueta. Los periodistas deben enviar copias de su trabajo a las autoridades en un plazo de 48 horas y sus movimientos están estrictamente supervisados. Por supuesto, empresas privadas como Google y Twitter, estrechas colaboradoras de la NSA como se ha demostrado, discriminan al canal ruso todo lo que pueden. En el parlamento británico se han escuchado voces de diputados para “clausurar” RT. En Alemania, con el complejo mediático más uniforme y retrógrado de Europa occidental, la campaña antirrusa ha batido todos los récords y con ella la demonización de los medios rusos. El parlamento europeo ha aprobado resoluciones discriminatorias contra los medios de comunicación rusos. Twitter y Facebook ya han cerrado las cuentas de portales rusos como USAReally.com, donde  pueden leerse informes tan sorprendentes como el de que uno de cada cuatro americanos apoyaría la secesión pacífica de su estado de los Estados Unidos… Y en el este de Europa las cosas son aun más rudas: una periodista de RT, Paula Slier, acaba de ser expulsada de Ucrania-  y su entrada en el país vetada por cinco años- al acudir a un certamen de la OSCE sobre libertad de información organizado en Kiev. En Estonia, el periodista y ex diputado italiano Giulietto Chiesa, habitual colaborador de RT, fue también expulsado cuando acudió a una conferencia. Son solo algunos ejemplos recientes entre muchos otros.

Los procedimientos que occidente utiliza para remediar que los rusos hayan logrado establecer cierta competencia con el antiguo monopolio informativo occidental, son claros atentados a la libertad de información y bastante reveladores de hacia donde soplan los vientos en nuestras democracias. En cualquier caso, gracias al pluralismo de propagandas es mucho más fácil orientarse en los actuales conflictos que sacuden nuestro agitado mundo.

 

12 opiniones en “La propaganda del otro”

  1. Muy interesante, sobre temas que Rafa conoce al dedillo, por interés y esfuerzo. La pasión política, unida a la reflexión arrojan estos resultados.

    Me gusta

  2. Leo RT todos los días y no estoy, para nada, de acuerdo en que todos sus periodistas son buenos. Al contrario, algunos son impresentables. Se nota también poco autocontrol en las noticias, por ejemplo, desde hacen 2 semanas están con la matraca de la pelea entre el ruso y el irlandés, cosa que me tiene las amígdalas hinchadas

    Me gusta

  3. Tenir canals informatius variats dóna molt poder, tots ho sabem ( també els xinesos) i, per mostra un botó, molt recentment al nostre país les difamacions, les humiliacions, les ocultacions i les tergiversacions en els mitjans de comunicació per canviar el curs dels esdeveniments ha estat vergonyós, i encara segueix sent-ho, difícilment es recuperarà la credibilitat ……. passa com en temps universitaris quan connectàvem amb ràdio Pirinenca, ho recordes ?, entre tants altres mitjans exteriors, haviam d’esbrinar des dels forans el que passava a dins.
    El poder, sense cap dubte, el té qui pot dominar, manipular l’informació.

    Me gusta

  4. Siga Ud. leyendo El Pais y no se preocupe de nada, Don Fulanet de Tal, ya se sabe que hay muchas «fake news» inventadas por Putin y Trump.

    Me gusta

  5. Excelente articulo para los que quieran conocer la realidad real, no la virtual, de como se mueve el mundo del poder politico en nuestro ambito geopolitico, occidente.

    Me gusta

  6. Todo es propaganda, de acuerdo. Y cada cual hace lo que puede con sus medios, de acuerdo. Y los de RT son modestos, en comparación con sus adversarios. Con todo, creo que RT es bastante chapucera en general: al nivel de los infra-medios de noticias falsas de los USA, que difunden teorías conspirativas, como las de que los protagonistas de la matanza de Sandy Hooks fueron actores profesionales, o nuestro deleznable OkDiario de Eduardo Inda. Dos ejemplos.

    Cuando el derribo del avión de pasajeros sobre Ucrania, leí atentamente la versión de RT sobre el asunto. La primera: el avión de Putin pasaba al mismo tiempo por ahí y los ucranianos habían intentado derribarlo, errando el tiro. Bien, es una posibilidad, me dije. Pero luego vino una segunda versión, completamente diferente. Y luego una tercera, sin nada que ver con las dos primeras.

    Segundo ejemplo de desinformación, esta vez criminal. Cuando la epidemia del ébola que afectó a Sierra Leona y otros dos países africanos, no tuvieron ningún reparo en ofrecer la «teoría» de un bloguero africano que decía dos cosas. Una: que el ébola no existía, que era un invento de los países occidentales. Dos: que, si existía, lo estaban difundiendo las ONG, como Médicos Sin Fronteras, que en aquel momento se estaban partiendo el espinazo intentando controlar la epidemia. Al mismo tiempo tuvo lugar un ataque a un hospital de MSF, donde los asaltantes «liberaron» a los enfermos ahí recluidos y esparcieron por los alrededores todo el material contaminado que encontraron.

    Después de aquello, he dejado de seguir a RT en todos sus canales, en todas partes. Me parece perfecto que haya propagandas «alternativas» al «mainstream» occidental. Pero si son del nivel de OkDiario, insultan la inteligencia de cualquiera.

    Me gusta

Deja un comentario