Hacia una crisis de régimen en Francia

Si el fuego prende finalmente en las banlieues, entonces sí que estaremos en la estela de las grandes insurrecciones sociales francesas que tanto oxígeno han proporcionado a la libertad y el progreso social en Europa desde 1789.

En junio de 2017, cuando Macron ganó las presidenciales, pronostiqué una crisis de régimen en Francia. Desde que llegué a ese país, en 2014, hasta mi despido como corresponsal en París hace un año, nunca cesó de rondarme la impresión de materia inflamable a la espera de chispa. Muchos observadores franceses de la izquierda respondían en positivo a mis preguntas en esa dirección, pero, seguramente llevados por el miedo que todo intelectual tiene a ser acusado de tomar sus deseos por realidad, no pasaban del, “sí, es posible que ocurra algo”.

Llegaron las protestas contra las leyes laborales de Hollande (Macrón era entonces consejero del presidente, luego ministro de economía) y la nuit debout el particular movimiento cívico-juvenil de la Place de la Republique de París que no cuajó como 15-M francés.  Más tarde, ya con Macron presidente, nuevas protestas contra la reforma laboral a partir de otoño de 2017. En ambos casos, la impresión era la misma: el descontento en Francia era general, pero pasivo. La gente que salía a la calle era la de siempre; la izquierda política (es decir lo que queda a la izquierda del Partido Socialista), militantes, algunos estudiantes y bachilleres (que en Francia son un factor político) y algunos sindicatos pequeños más la CGT, la única gran central sindical aún no descafeinada. No había relación entre descontento y movilización. Y aun más importante: los más desfavorecidos, los barrios periféricos urbanos, dormitorios de la Francia desempleada y de origen emigrante, brillaban por su ausencia. “¿Dónde están las banlieues?”, nos preguntábamos.

En la victoria presidencial de Macron las cosas no cuadraban. Había una sensación de producto precocinado por los poderes fácticos en la sombra, un fast food político más propio de la otra orilla del Atlántico que de Francia. Una victoria que se impuso sobre la sospechosa eliminación, vía el kompromat del “Penelopegate”, el inocente escándalo de la mujer del candidato de la derecha tradicional, François Fillon, quizá demasiado gaullista y demasiado poco antirruso para algunos (para acertar en estas materias es siempre aconsejable pensar mal). Y la victoria de Macron planteaba tanto una crisis de legitimidad -muy poca gente le votó por convencimiento, la mayoría para eludir a Le Pen y con una abstención récord- como una crisis de representatividad: la victoria explosionó la divisoria izquierda/derecha, dejó fuera de juego a los partidos tradicionales y logró un dominio elitario en la Asamblea Nacional sin precedentes y sin la menor correspondencia con la realidad de la sociedad francesa.

Si a eso se le sumaba la personalidad del Presidente, un jovencito tecnócrata triunfador hecho a sí mismo y apadrinado por los poderes fácticos -el medio del que salen los reaccionarios más peligrosos- el cóctel resultaba explosivo. Pero un cóctel Molotov (o “Molokotov”, como decía la abuela de un amigo cuando Franco) es algo que no se enciende si no hay chispa. Los chalecos amarillos son la chispa.

Ahora en la calle se ven caras nuevas. No es la izquierda política, es la gente normal, la mayoría perjudicada por la macronía y ofendida por la impertinente incontinencia verbal de este “presidente de los ricos”. Gente que está más allá de la política, que no vota, o que vota al Frente Nacional, o a la France Insoumise. Una revuelta social de los de abajo, de la Francia mayoritaria que ha visto su vida deteriorarse en los últimos veinte o treinta años, pero… mayoritariamente blanca.

Siguen ausentes los barrios periféricos de origen emigrante. Si eso cambia, si el fuego provocado por esta chispa prende finalmente en las banlieues, entonces sí que estaremos en la estela de las grandes insurrecciones sociales francesas que tanto oxígeno han proporcionado a la libertad y el progreso social en Europa desde 1789.

Hay que estar bien atento a Francia. Las reivindicaciones se han ido ampliando. En su última expresión ofrecen un catálogo bastante completo de un radical rechazo a la austeridad, la privatización y la creciente desigualdad social. Los políticos se quejan de que es muy difícil negociar con esto (y ahí está la gracia y la fuerza del asunto):

-Más justicia fiscal

-Salario mínimo de 1300 euros netos

-Favorecer al pequeño comercio de los pueblos y los centros urbanos, cesar la construcción de grandes centros comerciales alrededor de las grandes ciudades que matan el pequeño comercio.

-Más aparcamientos gratuitos en los centros de las ciudades.

-Un plan de aislamiento de viviendas para hacer ecología mediante el ahorro de las economías domésticas.

-Más impuestos a las grandes empresas

-Mismo sistema de seguridad social para todos.

-No a la reforma de las pensiones. Ninguna pensión por debajo de los 1200 euros.

-Salarios indexados a la inflación

-Salario máximo de 15.000 euros

-Proteger la industria nacional. No a las deslocalizaciones.

-Limitar los contratos temporales.

-Promoción industrial del automóvil de hidrógeno (más ecológico que el eléctrico).

-Fin de la política de austeridad. Cese del pago de los intereses ilegítimos de la deuda y combate al fraude fiscal.

-Que los peticionarios de asilo sean bien tratados y que se actúe contra las causas de las emigraciones forzadas.

-Limitación de precios de los alquileres.

-Prohibición de la venta de bienes de la nación (presas, aeropuertos….).

-25 alumnos por clase como máximo.

-Favorecer el transporte ferroviario de mercancías

-Tasar el fuel marítimo y el keroseno.

Claro que faltan muchas cosas. Tal como está comportándose el complejo mediático francés ante esta crisis, no tardará en aparecer alguna reivindicación fundamental para democratizar y desmonopolizar medios de comunicación que hoy están en un 80% en manos de grandes corporaciones bastardas y multimillonarios lógicamente hostiles a los intereses de la mayoría social.

Pero, si se negocia esto, o algo parecido a esto, podemos echar el telón sobre la política de austeridad europea: La suma de una Francia en pié, más un Reino Unido fuera de la UE, mas el fin del merkelato, dejará a la agenda austeritaria de la derecha alemana fuera de combate en la UE.

Si por el contrario no se negocia y se opta por la represión, o por dejar que el movimiento se pudra -ese es el cálculo de las pequeñas concesiones de Macron- habrá que ver cual es la reacción social, y, en cualquier caso, no se habrán remediado otras futuras chispas, pues la presencia de materia inflamable ya no es una hipótesis, sino un hecho constatado. En cualquier caso todo el régimen de la V República podría verse sometido a una seria prueba. Hay que estar bien atento a Francia, pues el cambio en la UE depende de ella.

(Publicado en Ctxt)

15 opiniones en “Hacia una crisis de régimen en Francia”

  1. «Pero, si se negocia esto, o algo parecido a esto…»
    En serio cree que «esto» se puede negociar, y ademàs: con quién?
    Se «olvida» en su articulo de tratar los aspectos mas sensibles del movimiento Gilets Jaunes, como rasgos de extrema derecha, populismo (aunque sin lider), se trata de un movimiento que se difundio en las redes desde el pasado mes de mayo, y que evoluo desde anti impuesto «ecologico» sobre gasoil, hasta movimiento anti estado, en favor de la subida del salario minimum ‘smic’, de las pensiones, etc… muy anti-Macron, no tiene un contenido anti europeo, ni anti capitalista, ya que se trata de reformar, imponer justicia, gobernar para el pueblo francés,etc..

    Los suburbios, ‘les banlieues’ no se manifestaron mucho entre los ‘gilets jaunes’, aunque en algunos casos se dio una «convergencia’, pero bastante artificial a mi ver. Los y las de las ‘banlieues’ tienen sus problemas especificos, y no tienen porque estar a la remolca de los Gilets Jaunes, son muchos inmigrantes o como se dice aqui (en Francia) «immigré de la deuxième génération’, lo que significa inmigrado de segunda generacion, o de tercera, nacidos en Francia de padres ‘franceses’, pero siempre tildados de ‘immigrés’…

    Desde Francia, un saludo.

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  2. La situacion de alerta, después del atentado de Estrasburgo, ha provocado la quema y la desaparicion de la mayoria de las instalaciones de los chalecos amarillos en las rotondas.

    Sin entrar en teorias conspiranoicas, como lo hacen varios grupos de los chalecos amarillos, lo cierto es que a Macron le ha caido como agua de mayo el atentado y a dia de hoy es el principal beneficiado de ello.

    Hoy es un jueves de mobilizaciones en los liceos contra la reforma (estudiantes y profesores juntos) y mañana viernes la CGT, FO, Solidaires y otros sindicatos llaman a la movilizacion y a la huelga en las empresas.

    En algunas Uniones Departamentales de la CGT hay una llamada a la huelga indefinida y algunas refinerias siguen paradas.

    El anuncio de Macron es agua de borrajas y ni siquiera los mas ilusos se han creido la subida del SMIC que promete Macron porque saben que lo unico que ha hecho es adelantar las subidas de las prestaciones de la prima de actividad que ya habia prometido el gobierno para 2019 en varios tramos.

    Los banqueros y los empresarios del CAC40 estan tranquilos. El perro que esta vigilando y protegiendo sus intereses en el Elysée sique siendo fiel y las medidas no les costaran un céntimo a la clase dominante.

    El sabado no se sabe si los chalecos amarillos seguiran las indicaciones del gobierno de interrumpir las movilizaciones por lo del atentado pero es posible que la desobediencia se imponga y lucha se alargue.

    Quizas un atentado de mayor amplitud podria calmar los animos …… à suivre ….

    Un saldo,
    Andrés

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  3. Muy buenas compañero
    No viene al caso del artículo actual (muy esclarecedor), pero tengo que comentárselo. Acabo de leer su excelente libro «Entender la Rusia de Putin» de la colección A Fondo que coordina el también compañero Pascual Serrano. Yo que le he leído su libro La gran transición y también el realizado sobre China, puedo decirle que sintetiza muy bien temas abordados en aquellos, aportando incluso nuevos argumentos, se lo recomiendo a los lectores del Blog. En los próximos días, aunque ya he visto en Rebelión una reseña del mismo escribiré otra, ya que creo que aquella no aborda el texto de forma tal que incite la lectura de un libro imprescindible para todos aquellos que quieren transformar el mundo actual en algo diferente.
    Un abrazo fraternal

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  4. Respondiendo a la última pregunta del señor Andrés Diaz: la UE tiene futuro?, yo, desde que las oligarquias alemanas y francesa la tomaron por asalto, opine que no lo tenia ni siquiera a mediano plazo. La razón es muy simple: dos malos no pueden ser nunca mejores qué uno sólo.
    Yendo a lo de Macron, lo qué empezó como una crisis de régimen, pero, local, se transformará en pocas semanas en una crisis continental de régimen y, ojalá en una por lo menos bi continetal, Sur América incluida. Las razones para esperar una gran extension de las protestas hasta cubrir el continente Europeo son también simples y son las qué enumeraste, Rafael. Los males de Francia se repiten de cabo a rabo en todos los demás países, y no podía ser de otra manera, púes su origen es el mismo: las mortales recetas de cocina de: FMI y asociados: Estándar and Poor, Goldman Sachs, Reserva Federal.
    A las reivindicaciones francesas, para el caso europeo añadiría una más: la vuelta definitiva al Estado Nación, que, con todos sus defectos ha demostrado ser una manera más racional de gobernar.

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  5. Ignoro si es cierto el supuesto plan de federalizacion que convertiria la Union europea en una federacion de euroregiones trasnacionales; de ser cierto, la reduccion de los estados nacionales a la minima expresion previa a su desaparicion sería un programa de transformacion sociopolitica formidable. Pero hay huesos duros de roer como Francia y Polonia; los demas estan liquidados (Grecia, Belgica) o en estado de liquidacion (España, Dinamarca,Italia, Holanda), otros estan escondidos en su rincon, esperando que no reparen mucho en ellos (Portugal, Irlanda), otros se han ido o estan por tomar la puerta (Gran Bretaña, Hungria), y el supuesto centro de gravedad es un pais ocupado por fuerzas extranjeras y seriamente obligado por responsabilidades asumidas colectivamente ( Alemania ). Yo me pregunto ¿ La UE tiene futuro ?

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  6. Como todos sus anàlisis, brillante y bien escrito. Sòlo deseo que sus pronòsticos màs felices se cumplan, para salir de este pozo eruroalemàn, en el que yace sepultada la UE

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  7. Si los calculos no fueron mal hechos desde un principio, la OTAN mas que para enfrentar el comunismo, a lo que nunca se atrevieron a correr el riesgo, su objetivo era controlar y evitar que los europeos se sumaran a los comunistas.
    Porque recuerdense que el cuento peliculero de la victoria estadounidense sobre la Alemania nazis en Europa nadie se lo creia porque vivieron cuando la liberadora invasion del Ejercito Rojo destruyendo el Tercer Reich. Vistas las cosas asi
    mientras en EE UU McCarthy hacia su trabajo de «terror al Rojo» en Europa lo realizaba la OTAN.
    En pocas palabras si Francia se saliera de la linea, recibiria el mismo trato que Siria.

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