¿Mejor Hitler que el Frente Popular?


Una nota de la Unión Franco-judía por la Paz a propósito del apoyo de la derecha sionista francesa a los neofascistas y sobre el clima que rodea la campaña electoral de las elecciones parlamentarias en Francia

Autor: UJFP

El acercamiento del antiguo «cazador de criminales nazis» Serge Klarsfeld a los herederos de Vichy y de la OAS recuerda lo que ocurrió en Francia justo antes de la Segunda Guerra Mundial. En plena crisis social e ideológica, la patronal, los partidos políticos de derechas y muchos intelectuales apoyaron el nazismo como «solución». Y muchos llevaron al límite la colaboración participando luego activamente en la «Solución Final».

Lo que parece nuevo en 2024 es que muchas personalidades judías que dicen hablar en nombre de los judíos franceses participan en este proceso. Klarsfeld tiene una posición extrema, pero no está aislado: el Gran Rabino Korsia y la dirección del CRIF (Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia, organización correa de transmisión de Israel en el país galo. N. del T.) están contribuyendo a una redefinición del antisemitismo al considerar que es la izquierda (y en particular France Insoumise) la que es antisemita, mientras que el Rassemblement National se ha convertido en un partido «republicano». ¿Un olvido del pasado? Y muchas personalidades judías, sin duda contaminadas por sus nuevos amigos, se vuelcan en el racismo más desenfrenado.

He aquí algunas citas:

– Arno Klarsfeld: «Los musulmanes, muchos de los cuales trabajan en la construcción, tienen acceso a explosivos… si hubiera una orden de matar judíos, podría haber un atentado cada día«.

– Gilles-William Goldnadel: «Hay asentamientos en Seine-Saint-Denis en contra de los deseos de los lugareños. Un judío es menos extranjero en Judea«.

– Alain Finkielkraut: «De hecho, el equipo francés de fútbol es negro-negro-negro, lo que provoca risitas en toda Europa«.

El silencio que siguió a tales declaraciones es asombroso, y demuestra que después del antisemitismo, la islamofobia se ha convertido en el denominador común de todas las ideologías de odio y exclusión.

A menudo oímos la frase: «No importéis el conflicto de Oriente Próximo a Francia«. Pero fue Netanyahu quien lo importó: en 2015, interviniendo en el 37º Congreso de la Organización Sionista Mundial, explicó que Hitler no quería matar a los judíos y que fue el Gran Muftí de Jerusalén quien había sugerido «quemarlos». Aparte de su carácter negacionista, esta afirmación tiene sentido: la persecución de los judíos no fue el antijudaísmo cristiano, el antisemitismo racial y el exterminio nazi que tuvieron lugar en Europa, sino los árabes y musulmanes. Este negacionismo gustó mucho al líder brasileño Jaïr Bolsonaro, quien declaró tras una visita al Memorial del Holocausto (Yad Vashem) en Jerusalén que «no hay duda de que el nazismo fue un movimiento de izquierdas».

Los franceses que viven en Israel han sido contaminados en gran medida por este revisionismo: el 43% de los que votaron eligieron el partido de Éric Zemmour, el hombre que afirma que el mariscal Pétain defendió a los judíos franceses.

Esta obscena nueva definición de antisemitismo ha sido adoptada por dirigentes liberales, conservadores y neofascistas. Israel se ha convertido en un modelo para los líderes occidentales y los partidos racistas. Es un ejemplo de reconquista colonial, de represión y confinamiento contra poblaciones consideradas peligrosas, un modelo de tecnología avanzada. Los «sionistas cristianos», que son antisemitas y creen que los judíos que no se convierten a la «verdadera fe» deben desaparecer, han financiado la mayoría de los asentamientos de Cisjordania.

En el pasado, el antisemitismo racial se dirigió contra los judíos considerados «parias asiáticos que no podían asimilarse a Europa». Desde los tiempos de Theodor Herzl, el sionismo se apoyó en antisemitas con los que los sionistas compartían la idea de que los judíos debían abandonar Europa. Así pues, el sionismo se propuso convertir a los judíos en colonos europeos en Asia. Denunciar esta colonización y la limpieza étnica y las masacres a las que condujo no tiene nada que ver con el antisemitismo.

La ideología de Netanyahu y de los dirigentes que dicen representar a los judíos franceses no procede de una corriente liberal o democrática. Benjamin Netanyahu forma parte de la herencia ideológica de su padre, Bension, que fue secretario privado de Vladimir Jabotinsky, fundador de la corriente «revisionista» del sionismo. El Betar, milicia fundada por Jabotinsky, se entrenó en la Italia fascista a finales de los años treinta. El concepto de Estado étnicamente puro que se aplica en Israel tiene su origen en el nacionalismo antisemita europeo.

El apoyo de Serge Klarsfeld a los neofascistas tiene, pues, raíces muy antiguas. Los judíos franceses deben comprender que semejante movimiento no sólo es inmoral. Es suicida. Y quienes acusan a la izquierda de antisemitismo deberían recordar que cuando los judíos luchaban por su emancipación como minoría oprimida, también luchaban, con la izquierda, por la emancipación de la humanidad. Esto no tiene nada que ver con la abierta complicidad de Klarsfeld con los racistas obsesivos.

(Publicado en: Plutôt Hitler que le Front Populaire ? – UJFP Les communiqués de l’UJFP )

Un comentario en “¿Mejor Hitler que el Frente Popular?”

Comentarios cerrados.