La situación de los palestinos empeora cada vez más

Promulgada la nueva ley israelí para consagrar el apartheid

La situación de los palestinos empeora cada vez más. Apenas tres días después de la ruidosa cumbre Trump/Putin en Helsinki, el parlamento israelí aprobó, el 19 de julio, la “ley del estado-nación” que declara a los palestinos israelíes (alrededor del 20% de la población) como ciudadanos de segunda clase. Ya lo eran, y sufrían por ello todo tipo de discriminaciones y abusos. Ahora ha quedado por escrito, negro sobre blanco.

La ley limita los derechos de nacionalidad a los judíos de Israel, un cuerpo diferenciado del resto de ciudadanos. Solo el pueblo judío tiene derecho a ejercer la autodeterminación en el Estado de Israel, es decir condenando a los palestinos a carecer de estado, con Jerusalén como su capital “completa y unida”, deshaciendo el estatus del árabe como lengua oficial, y aclarando que la ocupación del territorio palestino es irreversible y para siempre. “El estado contempla el desarrollo de los asentamientos judíos como un valor nacional y actuará para alentar y promover su establecimiento y consolidación”. La superficie del país y sus fronteras no son abordadas en la ley, ¿para que poner límites a la expansión en curso?

El apartheid ya era una realidad. Los pueblos palestinos están aislados por toda una red de carreteras, de hecho “solo para judíos”, el territorio está patrullado por el ejército de ocupación y trufado de puestos de control -que impiden o complican cosas tan esenciales como llegar a un hospital- y el 75% de los municipios ya excluyen a los no judíos de residir dentro de sus límites mientras se aplica la apisonadora expansionista. Todo esto tiene ahora una base legal que consagra la supremacía religiosa, lingüística y racial de un grupo sobre otro, más cerca de las leyes raciales de Nüremberg que de cualquier veleidad democrática.

Y todo esto ocurre después de las últimas masacres de la marcha por el retorno, con decenas de muertos y unos 3000 heridos por bala en Gaza, donde dos millones de personas permanecen encerradas en el mayor ghetto a cielo abierto del mundo, con una tasa de paro del 45%, cuatro horas de suministro eléctrico al día, con el 95% del agua no potable y un 46% de los niños sufriendo anemia aguda. Trump actúa en pinza con esta mortífera presión israelí; reconociendo Jerusalén como capital de Israel, trasladando allí su embajada y cortando los fondos a la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos, entre el innoble silencio de la Unión Europea y de los países árabes, con Egipto cerrando de nuevo el único punto de paso a la franja de Gaza. Se amplía el cheque en blanco a Israel y eso explica la nueva ley.

“Su hambre por la expansión creció durante el mandato de Trump, animándoles a devorar la carne de un bocado en vez de comérsela lentamente, trozo a trozo. Esta codicia excesiva ha hecho que los miembros de la Knesset (el parlamento israelí) se olviden de que esta estrategia lenta era la receta perfecta para la asfixia racial y la lucha contra el futuro”, constata Hossam Shaker en el Middle East Monitor.

En este contexto llama la atención una declaración de Trump en Helsinki: “hemos hablado con Bibi Netanyahu, quieren hacer ciertas cosas sobre Siria en lo que concierne a la seguridad de Israel. A ese respecto quisiéramos trabajar (con Putin) para ayudar a Israel, Israel trabajará con nosotros y de esta forma los dos países (Rusia y Estados Unidos) trabajarán juntos”.

Atrapados por  el avance de las fuerzas gubernamentales, los “cascos blancos”, la organización creada y financiada por los occidentales para apoyar propagandísticamente su maltrecha operación militar de cambio de régimen en Siria, han sido evacuados por los militares israelíes. Mientras se negocian acuerdos que intentan cerrar el conflicto sirio sin dañar a la “seguridad de Israel”, comodín de todas las ilegalidades, la situación de los palestinos empeora cada vez más.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2 opiniones en “La situación de los palestinos empeora cada vez más”

  1. De fora vindran que de casa et trauran ….. mai millor dit. Perquè hem arribat a tanta ceguesa als que «creien tenir la veritat».
    No és que m’estranyi tant, a casa en 40 anys de democràcia ningú ha tingut pebrots per neteja la merda del franquisme, ningú té pebrots per fer-ho encara ara, i seguim amb sistemes d’elecció de jutges d’alts tribunals i de cossos de seguretat que em recorden els anys…. 74,75,76,77,78 ….. res ha canviat perquè no hi ha hagut voluntat de canvi, l´ acolloniment de la classe política ha fet que avui ens hagi sorgit un partit ancorat en els sistemes de rància intolerància dels 60 i 70, a Alemanya o Itàlia hagués estat impensable que només canviessin de sigles, o com diu el poble, es canviessin de camisa i seguissin com si res hagués passat, aquí segueixin immunes, any rera any i mes prepotents que mai en tots els anys de democracia, els amparan els poders judicials i de seguretat, així qualsevol pot anar fent sense cap aturador.
    Segurament, els perquès, cal cercar-los en que no saben fins quin punt els efectaria electoralment ….. aquí rau la ceguesa, quant perdrien els que podrien fotri mà aqui i alla. La por a perdre el poder és on radiquen les inoperàncies dels estats.
    Tinc un congut palestí, va arribar en anys de joventut, hem xarrat i en català , de tot, menys de com van perdent la identitat i el seu territori. Molt trist i dolorós, és dificil creure’s que tot plegat estigui passant .
    Mercés per treure-ho a la llum tan clarament.

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