El grito de protesta de Oliver Anthony en Estados Unidos

El inusitado éxito de una canción «social» y del hartazgo con las cuestiones de género e identidad ofrecidas a los de abajo por el «nuevo mundo».

El 7 pasado de agosto, Oliver Anthony, un desconocido cantautor con biografía de currante, oriundo de una zona de los Apalaches con notables bolsas de pobreza y precariedad entre los americanos «blancos», colgó en YouTube su canción Rich Men North of Richmond, un grito contra el «nuevo mundo» que impone el establishment de Washington, la capital situada al norte de Richmond. La canción tuvo un inusitado y meteórico éxito, colocándose en el primer puesto en las listas musicales de las redes sociales.

Diana Johnstone, una decidida adversaria de la seudoizquierda centrada en las cuestiones de identidad y «modo de vida», le ha dedicado un artículo en Consortium News en el que dice: «El hecho de que la sólida voz y las claras letras de Oliver Anthony hayan encontrado tanto eco inmediatamente en millones de oyentes, nos dice a cada uno de nosotros algo sobre los demás. De una forma simple pero profunda, millones de personas muy diferentes descubren que tienen algo en común. Exactamente a dónde podría conducir esto es un misterio, pero hay un significado político potencial en la unidad subjetiva despertada por esta canción».

La semana pasada Edward Snowden puso un mensaje en Twitter expresando su convencimiento de que tras encabezar la lista de iTunes, el FBI ha metido a Anthony en sus listas. Al fin y al cabo, explicaba, fichan a gente por acudir a una sola protesta contra la guerra.

Sea como fuere, la canción recuerda que en Estados Unidos, el país de los individuos y consumidores por excelencia, hay una sociedad capaz de encontrar lo común y de escapar a los compartimentos identitarios ofrecidos. Una sociedad que sufre, protesta y sintoniza con este grito contra el «nuevo mundo». Quien sabe si algún día nos darán una alegría contra quienes mandan allá, al norte de Richmond…

“I’ve been sellin’ my soul, workin’ all day / Overtime hours for bullshit pay / So I can sit out here and waste my life away / Drag back home and drown my troubles away.

It’s a damn shame what the world’s gotten to / For people like me and people like you / Wish I could just wake up and it not be true / But it is, oh, it is.

Livin’ in the new world / With an old soul / These rich men north of Richmond / Lord knows they all just wanna have total control / Wanna know what you think, wanna know what you do / And they don’t think you know, but I know that you do / ‘Cause your dollar ain’t shit and it’s taxed to no end / ‘Cause of rich men north of Richmond.

I wish politicians would look out for miners / And not just minors on an island somewhere / Lord, we got folks in the street, ain’t got nothin’ to eat / And the obese milkin’ welfare.

Well, God, if you’re 5-foot-3 and you’re 300 pounds / Taxes ought not to pay for your bags of fudge rounds / Young men are puttin’ themselves six feet in the ground / ‘Cause all this damn country does is keep on kickin’ them down.”

«He estado vendiendo mi alma, trabajando todo el día / Haciendo horas extras por un sueldo de mierda / Para poder sentarme aquí y malgastar mi vida / Volver a casa y ahogar mis problemas.
Es una maldita vergüenza a lo que ha llegado el mundo / Para gente como yo y gente como tú / Ojalá pudiera despertarme y que no fuera verdad / Pero lo es, oh, lo es.
Viviendo en el nuevo mundo / Con un alma vieja / Estos hombres ricos al norte de Richmond / Dios sabe que todos ellos sólo quieren tener el control total / Quieren saber lo que piensas, quieren saber lo que haces / Y ellos no creen que lo sepas, pero yo sé que lo sabes / Porque tu dólar no vale nada y está gravado sin fin / Por los hombres ricos al norte de Richmond.
Desearía que los políticos se ocuparan de los mineros / Y no sólo de los menores en una isla de algún lugar / Por Dios, tenemos gente viviendo en la calle, que no tiene nada que comer / Y los obesos ordeñando la asistencia social.
Bueno, Dios, si mides 1,70 y pesas 90 kilos / Los impuestos no deberían pagar tus bolsas de caramelos / Los jóvenes se están matando / Porque todo lo que hace este maldito país es seguir dándoles patadas».

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